jueves, 22 de septiembre de 2016
DIARIO DE APRENDIZAJE 1: GIRANDO AL FLIPPED
La flipped classroom llamó mi atención por lo solicitado que estaba un curso de formación ofrecido por el INTEF hace un par de ediciones. Muy solicitado. Pocas plazas. ¿Qué era eso de darle la vuelta a la clase para estar tan demandado? Empecé a bichear en internet... "¡Oye, igual... eso de darle la vuelta a la clase funciona con mis alumnos!" - pensé - "¡Habrá que probar!" . ¡Y en esas estamos!
Como forma de trabajo, me parece muy interesante invertir el orden en el que los alumnos reciben la explicación teórica y realizan actividades prácticas sobre esa teoría, ya que:
- hace posible atender a la diversidad del aula (cada alumno trabaja a su ritmo).
- involucra al alumno en su aprendizaje, poniéndolo como motor principal del proceso de enseñanza-aprendizaje.
- las dificultades se resuelven "en tiempo real", y por tanto, la evaluación es más real y más justa porque se ha dedicado más tiempo a conocer la profundidad del conocimiento del alumno y a la evolución del mismo.
Sin embargo, me surgen ciertas dudas y temores a la hora de llevar este método a mis clases ya que la flipped classroom requiere...
1) tiempo para seleccionar y/o crear materiales por parte del profesor y
habilidad con las nuevas tecnologías tanto por parte del profesor como de los
alumnos (nuestros alumnos han nacido en la era digital, pero eso no los hace
ser tecnológicamente competentes).
El factor tiempo me genera, personalmente, mucha ansiedad: me aterra no conocer el tiempo que necesito para preparar mis clases, máxime cuando hay tecnología de por medio. Supongo que lo importante es no morir en el intento. Empezaría a preparar una o dos unidades "a lo flipped" de las que están temporalizadas para mediados o finales de curso hasta normalizar esta práctica si, realmente, funciona con mis alumnos.
2) medios tecnológicos en el Centro y en las casas de los alumnos. Si bien es un problema que los alumnos no tengan ordenador en casa, o conexión a internet, podría solucionarse de una manera más o menos fácil (descarga en pen para trabajar offline o uso de los espacios públicos del pueblo), me preocupan los medios tecnológicos de mi Centro, ya que si no funciona el ordenador, o la pizarra digital, o la conexión a internet ¿cómo trabajo con aquellos alumnos que, por algún motivo, no han podido realizar la tarea en casa? No creo que tener un plan B "a lo tradicional" sea una alternativa viable a este problema.
3) la participación activa del alumno y su compromiso. Si el alumno no está motivado, no funciona nada. La clase al revés, tampoco. Tendría que conectar con ellos y sus intereses a través de los materiales propuestos para trabajar en casa, y esto requiere tiempo. Vuelta al primer temor.
Tal vez, estos inconvenientes sean fruto de la ansiedad que conlleva todo cambio y del volumen de trabajo asociado. No sé. Tengo que seguir aprendiendo. Lo que tengo claro es que quiero para mi y mis alumnos, la felicidad y el "buen rollo" que se respira en las clases flippeadas que he visto en internet. Cuestión de ilusión, esfuerzo y tiempo.
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